Un blog para descubrir el lado humano de la tecnología y la comunicación, su aspecto más importante, aquello que da sentido a todo el derroche de imaginación y creatividad que se esconde tras cada cable, circuito, imagen, palabra o sonido.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Simplismo o concisión? ¿Sabiduría o demagogia?


A raíz de un mismo fenómeno, permítanme dos reflexiones.

¿No tienen ustedes la sensación, últimamente, de que el refranero o las “citas” de —o atribuidas a— personajes célebres están tomando las redes sociales? Hay personas que parecen no tener otra ocupación a lo largo de la jornada: varias veces al día cuelgan pequeños pensamientos y reflexiones —casi nunca propias o personales— extraídas de libros, agendas o la tradición popular. Supongo que con la intención de ayudar a otros seres humanos a los que ni siquiera se conoce y de mejorar el clima en Internet y en la sociedad. En el fondo, todos tenemos alma de profeta y escribir en Internet se parece mucho a gritar en el desierto.

Dice el cardenal Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, y que de estas cosas sabe un poco, que Jesucristo resumió la esencia de la fe en menos de 140 caracteres: “El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio”. ¡Cuéntenlos! Son 89. En griego, dice que menos.

Realiza el cardenal estas declaraciones para defender la utilización de todos los medios de comunicación —también las redes sociales— en el anuncio y propagación de la fe. Y lo hace afirmando que los mensajes deben ser elocuentes, claros y concisos, “sin abandonar nunca la profundización”. Mi pregunta es si esto es siempre posible. Y es que Jesús pudo resumirlo en 89 caracteres, pero se pasó tres años explicándolos y no terminaron de entenderle. Me temo que incluso dos mil años después hemos terminado de “pillarlo del todo”.

Yo mismo, durante una temporada el pasado año, intenté aportar micro-reflexiones —propias y personales— en 140 caracteres. He de reconocer que el esfuerzo me era útil a mí mismo al obligarme a captar y transmitir la esencialidad de forma clara y concisa, dejando la puerta abierta a la interiorización y profundización. Lo cierto es que no sé si a alguien más le sirvió.

Concentrar mensajes en 140 caracteres no es fácil. Y en la mayoría de los casos la simplificación nos puede llevar al simplismo cuando sacamos la frase su contexto o buscamos su simple elocuencia estética y políticamente correcta. Es entonces cuando la sabiduría popular puede llevarnos a la demagogia. ¿O es que no se han dado cuenta que, sin rebuscar demasiado, en el refranero popular pueden encontrar frases para afirmar una cosa, y frases para afirmar lo contrario?

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