El debate lleva tiempo encima de la mesa. Las redes sociales parecen estar cambiando la definición y el perfil del periodista.
Mientras unos, los de la vieja escuela, siguen reclamando para sí la exclusividad del uso del término, lo cierto es que cada vez son más las personas que utilizan las redes sociales como fuentes de información, donde algunos de los usuarios más activos se autodefinen también como periodistas.
Las consecuencias y el seguimiento del huracán Sandy en Nueva York ha sido un buen ejemplo. Desde las redes sociales se ha podido recibir y dar información con mucha más rapidez y celeridad con que cualquier otro medio de comunicación hubiese sido capaz de proporcionar. Y todo eso gracias principalmente, a millones de usuarios que, de forma altruista y voluntaria, se han dedicado a difundir imágenes e informaciones. Se pongan como se pongan, eso es periodismo.
Es cierto que en algunos casos se han producido exageraciones y retoques fotográficos para hacer las narraciones más impactantes y con ello conseguir mayor popularidad. Es inevitable: todo el mundo aspira a sus diez minutos de gloria o, en términos modernos, a su millón de seguidores/amigos. No obstante, el mal uso no niega, ni empobrece el mayoritario buen hacer...
El caso es que, pese a esta relación de celos-amor-odio-respeto, la interacción entre periodistas y redes sociales es cada día más estrecha. Según un estudio publicado por Felipe Sahagún, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, "el 55% de los periodistas usa las redes sociales como fuente de información", lo que no deja de ser una contradicción, dado que uno de los principales ataques del gremio es la falta de verificabilidad y rigor de las informaciones que se pueden hallar en la Red.
Por otra parte, tampoco es menos cierto que un buen número de profesionales hacen gala del número de seguidores con que cuentan en Twitter o Facebook, como termómetro de su prestigio y buen hacer...
Me temo que buenos y malos periodistas los ha habido y los habrá, con independencia del medio. Internet y las redes sociales solo han multiplicado su número. Brutal y exponencialmente. Pero no han creado el problema, que siempre ha sido el mismo: la falta de honestidad. No con uno mismo, ni con los lectores, sino con la verdad.
Lo demás son celos, recelos y viejos privilegios llamados a la extinción.
Un blog para descubrir el lado humano de la tecnología y la comunicación, su aspecto más importante, aquello que da sentido a todo el derroche de imaginación y creatividad que se esconde tras cada cable, circuito, imagen, palabra o sonido.
miércoles, 31 de octubre de 2012
miércoles, 24 de octubre de 2012
Televisión e Internet
Sin entrar en valoraciones sobre la legalidad y la eficacia de estas medidas, me gustaría lanzar algunas preguntas al aire, porque no todos los casos son iguales. No todo lo que se descarga es cine en cartelera. Las series de televisión generan un tráfico incluso mayor.
Y es que, si alguien tiene contratado un servicio de televisión de pago, sigue una serie y un día no puede verla ni grabarla, ¿de verdad es un acto ilegal buscarla en Internet y descargarla para verla en el momento que pueda? A fin de cuentas, ya paga por verla, ¿no? ¿No sería incluso lógico y un servicio que debería ir incluido en la suscripción a la televisión de pago el poder ver los programas emitidos cuando a uno le viene mejor? ¿Todavía no se ha dado cuenta nadie que sí el consumo de contenidos ha ido migrando de la televisión al ordenador también es por la capacidad de ver lo que uno quiere cuando quiere, o acceder a lo que nadie emite o vuelve a emitir? ¡Sin tantos, ni tan cansinos cortes publicitarios! ¡Sin esperas forzosas hasta que acaba el partido de fútbol en la cadena vecina! ¡Sin tener que trasnochar para ver el final del episodio semanal!
Aprendan y den un buen servicio en lugar de gastar el dinero en perros guardianes a los que siempre se podrá burlar. Creen una verdadera televisión a la carta. Pongan a disposición de los usuarios todos los contenidos y a cualquier hora. Y no pretendan cobrar por lo que ya deberían estar haciendo...
Y háganlo antes de que otros lo hagan y reinventen su negocio, obligándoles a bailar al son que les marquen. Hay empresas especialistas en eso y rumores desde hace tiempo. La forma de ver la televisión está cambiando, y lo hará con ustedes o sin ustedes...
jueves, 18 de octubre de 2012
El "gratis total" se va a acabar
No me refiero al Whatsup, por mucho que de vez en cuando surjan bulos diciendo lo contrario y cadenas de correos virales de familiares y amigos a los que dan ganas de contestar aludiendo a su capacidad intelectual. ¡Llueve sobre mojado!
En el fondo, lo que ocurre es que cuando te acostumbras a que se paga por algo, que luego otros te lo den gratis mosquea. Y también lo contrario. Pretender cobrar por lo que ha sido gratis de momento a nadie le ha funcionado. Que se lo digan a los medios de comunicación digitales y, sobre todo, a la industria del cine, música y —dentro de poco— libros.
Hace unos meses Movistar y Vodafone dijeron que iban a dejar de subvencionar terminales con la excusa de poder abaratar los servicios. Ni lo uno ni lo otro. Es cierto que "sacarles" terminales se ha puesto más duro y caro, pero se han seguido consiguiendo (al menos, las grandes cuentas, o si se trataba de portabilidades desde otras compañías que no se han subido a ese “carro”). Y de lo de la rebaja en el precio de los servicios, ofertas puntuales aparte, ¿ustedes la han visto? Yo, no.
El caso es que una muy buena fuente me avisa de que Movistar va a endurecer todavía más el tema, apuntando a la financiación por cuotas mensuales (una especie de leassing) de terminales. Me dice mi amigo que asumen la pérdida de clientes y hasta la han cuantificado.
Yo no lo tengo tan claro. Cuando has acostumbrado a la gratuidad es difícil salir de ese círculo. Depende de lo que hagan el resto de compañías y de si se han quedado cortos en los cálculos.
En el peor de los casos, para los fabricantes, el público optará por terminales más baratos con similares prestaciones. Todas las marcas venderán menos en las gamas altas, excepto algunas que, aún resintiéndose en sus ventas, mantienen un “plus” por el que hay personas dispuestas a pagar...
Y aunque ahora lo vean como necesario, para las operadoras puede que tampoco sea un buen negocio. La baja calidad de los terminales puede provocar un empobrecimiento de la experiencia de usuario que se traduzca en la contratación de menos servicios o más baratos.
Sin contar con que, rotos los puentes de colaboración entre operadoras y fabricantes, a éstos no se les ocurra convertirse en operadores móviles virtuales a nivel global. Ese ruido de sables no es nuevo. De momento a Apple le han parado los pies porque existen subvenciones a las terminales y eso son ventas. Pero si desaparecen...
Recuerden los rumores: en sus primeros diseños el iPhone 4 no llevaba “tarjeta”...
miércoles, 10 de octubre de 2012
Culpar al mensajero
Antes de empezar, una premisa: confíen en aquéllos a quienes conocen —y, como diría el televisivo doctor House, ni siquiera siempre, porque todo el mundo miente, al menos de vez en cuando— y nunca olviden que el 99’9% de lo que leen en Internet lo escriben perfectos desconocidos (lo que no niega necesariamente su posible buena intención, veracidad, reputación o validez).
Dicho lo cual...
Un estudio de la correduría de seguros Uniteco Profesional ha detectado en el último año el incremento de demandas a profesionales médicos de hasta un 40% en algunas especialidades. Según los autores del mismo, y representantes de la profesión médica, este hecho se debe, principalmente, a dos causas: Google y la crisis económica...
La crisis económica —según estos señores— estaría en la base de unas demandas con las que los afectados más astutos intentarían paliar sus necesidades. Por otro lado, Google sería la herramienta que posibilitaría encontrar información sobre las enfermedades y sus tratamientos para fundamentar tales reclamaciones.
Puede que no les falte razón. Aunque puestos a dudar de las intenciones de una parte interesada económicamente —los pacientes— tampoco deberíamos olvidar que también hay intereses económicos en la negación de posibles negligencias por parte de aseguradoras y médicos...
La cuestión es que Internet puede no ser una fuente fiable, y que nos puede crear una falsa apariencia de conocimiento en muchas materias... Pero es que tampoco ayuda —y hablo de una experiencia reciente— que en menos de 24 horas le tenga que explicar a cinco médicos una misma sintomatología y que, con el informe del alta en la mano, encuentre una descripción de la misma que tan solo contiene algunos rasgos de lo explicado cinco veces, habiendo sido completado con afirmaciones “de libro” que vienen a encajar con el diagnóstico y el tratamiento. No digo que diagnóstico y tratamiento hayan sido erróneos, pero hay síntomas previos inventados...
Ante una enfermedad cercana —propia o de un familiar— es lógico querer saber. Internet está ahí. Es una enorme fuente de conocimiento, y también de error. Google es solo un índice, e Internet un inmenso libro con muchos autores.
Puede que haya picaresca, pero sobre todo hay necesidad de información completa, veraz y comprensible. No sabremos medicina, pero entendemos el castellano. Habría que esforzarse más en explicar que en simplificar... Y eso es algo que hace mejor Internet que la mayoría de los médicos...
jueves, 4 de octubre de 2012
Un año sin Steve
Es difícil definir en una palabra está visión. Quizá la que más sea acerque sea "simplicidad". Pero también, transparencia, amigabilidad, y muchas otras que me dejo en el tintero. "Si un aparato para hacer cosas cotidianas necesita un manual de instrucciones es que está mal diseñado". Ese podría ser el lema nunca escrito, pero siempre presente en los productos tecnológicos que han visto la luz bajo la inspiración de Jobs. "No es lo que haces, ni siquiera solamente cómo lo haces, sino principalmente cómo te sientes al hacerlo", podría ser otra de esas frases no escritas.
Y es que, en esto de la tecnología, siempre habrá personas que se dejen dominar por sus gadgets y otras que los dominen para adecuarlos a lo que verdaderamente quieren y necesitan. Nadie nace esclavo de su teléfono, su iPad, su ordenador, consola. Internet...
Aunque muchos se sigan empeñando en definir a Jobs como un dictador que pretendía dominar y decirnos a todos cómo teníamos que utilizar la tecnología, lo cierto es que gracias a su espíritu e ideas es justo lo contrario. Probablemente alguien habría llegado, recorrido esos mismos caminos, pero no lo hicieron antes ni de esa forma.
Sin el Macintosh la informática actual no puede explicarse, ni su presencia en el hogar, ni siquiera la metáfora de escritorio. Jobs no creo las piezas, pero las combinó y articuló para que funcionaran conjuntamente. Y lo mismo se puede decir de la música digital, de la forma de escucharla, seleccionarla y, en algunos casos, hasta adquirirla. O de los dispositivos de conexión permanente a Internet. El iPhone y el iPad han marcado, en esa historia, un antes y un después. Puede que no lo suficiente como para decir que han cambiado el mundo..., pero de alguna manera, sí la forma y los tiempos de relacionarnos con él.
No es bueno dejarse deslumbrar por la luz y no ver los puntos oscuros... Pero tampoco lo es dejar que las sombras oculten esa misma luz que las ha creado.
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